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La última mañanera

El 30 de septiembre de 2024, Andrés Manuel López Obrador cerró su sexenio con una emotiva despedida en su última conferencia matutina y un acto simbólico en el Zócalo de la Ciudad de México. En su estilo característico, combinando nostalgia y triunfalismo, AMLO destacó lo que considera los logros más importantes de su administración, cerrando con la frase: «Me voy con la conciencia tranquila y muy contento. Misión cumplida». Acompañado por su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo menor, López Obrador develó su retrato en la Galería de los Presidentes en Palacio Nacional, donde se le ve con el bastón de mando indígena, símbolo de su cercanía con los pueblos originarios.

En su última conferencia, conocida como la «mañanera», el mandatario no aceptó preguntas de la prensa. En su lugar, ofreció un «mini informe» donde resaltó cifras como el crecimiento del Banco del Bienestar, la reducción de la pobreza y las acciones contra la corrupción. También se mencionaron las reformas clave aprobadas en su último día, como la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional y la reforma para el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Al final de la conferencia, AMLO convivió con los periodistas en una tamaliza y sorteó su reloj personal entre los presentes, cerrando un capítulo en su intensa relación con la prensa y el pueblo mexicano​

El acto en el Zócalo, con la asistencia de miles de seguidores, fue una muestra más del arraigo popular del presidente, quien aprovechó para agradecer el apoyo recibido durante los seis años de su mandato. Entre aplausos y porras, AMLO repasó los programas sociales que marcaron su sexenio, incluyendo «Sembrando Vida» y las becas para estudiantes, y recalcó su convicción de que la verdadera democracia radica en el poder del pueblo, lanzando una última crítica a sus detractores: «¡Al carajo con eso!», en referencia a aquellos que buscan poder sin participación popular​.

Tras dejar el Palacio Nacional por la puerta 8, una salida menos formal, se dirigió a su casa en Tlalpan, y en los próximos meses, espera dedicar su tiempo a la escritura en su rancho, «La Chingada». Así termina una era marcada por su lucha contra la corrupción y su estilo directo, pero con muchas interrogantes sobre el legado que dejará, especialmente en temas de seguridad y gobernabilidad​.